martes, 17 de diciembre de 2024

Burt Lancaster

 Burt Lancaster 

Burton Stephen Lancaster, (Nueva York, 2 de noviembre de 1913-Los Ángeles, 20 de octubre de 1994) 

Es una noche de chismes y cotilleos porque los amigos hemos revisado en el televisor Diez valientes (Willis Goldbek, 1951) y dos de ellos han perdido una apuesta: en el reparto no aparecía, como aseguraban, Nick Cravat (El Mudo) que había acompañado a Burt Lancaster con sus acrobacias en dos películas de Jacques Toumer: El halcón y la flecha (1950) y El temible burlón (1952). Es lo que tiene la memoria: suele gastar malas pasadas. Pero no carecemos de tema para debate, porque el cine se cuela siempre en la vida y ésta, a su vez, se impregna de celuloide para crear todo tipo de asociaciones. Alguien, con alma de periodista "glamouroso" a lo Louella Parson, saca el tema de la supuesta homosexualidad de Burt Lancaster, un actor que irrumpió en las pantallas, durante los años cuarenta del siglo pasado, como un símbolo de la rudeza masculina en el cine negro, se puso las mallas de la "aventura de época", en la década siguiente, y no dejo de mostrar su atlético torso desnudo a la menor oportunidad que le brindaba un guión. "Le gustaba más una bañera con espuma que a Claudctte Colben", apunta el malicioso. "El príncipe Fabrizio Salina, un gatopardo, fue siempre paradigma de la virilidad, incluso un machista redomado", contra ataca otro. "Si, pero en brazos de Ava Gardner, no sé por qué, parecía un niño desvalido" añade el de más allá. "De acuerdo -señala el ecléctico- pero puedo asegurar que el fotograma promocional de Trapecio (Carol Reed, 1956) con Lancaster, Tony Curtis y Gina Lollobrígida, aplacó la líibido de ese amplio espectro biológico que va de las ostras hasta los caracoles". Llegados a este punto del disparatado y sorprendente debate, mientras alguien sale a preparar unas copas en la cocina, entra en escena el erudito: "Digamos que Burt, a semejanza de otros muchos actores, Brando, Delon, Laurence Olivier o Tyrone Power, Burt era bisexual, aunque, ciertamente, más discreto". "¿Se puede ser discreto en este asunto?", inquiere el ingenuo. "No lo sé: Richard Burton aseguraba que todos los actores que bebían en exceso lo hacían para ocultar su homosexualidad, y que él mismo había tenido relaciones con Lancaster". "Pero -ataca de nuevo el ingenuo- Lancaster se caso tres veces". El sabio sonríe y remata: "También se caso Marlon Brando y declaró haber tenido una aventura con el varonil Burt de las tres esposas". El cronista, algo aturdido por la revelaciones de la noche, para zanjar el asunto, piensa en poner una película del protagonista de Apache (Robert Aldrich, 1954) en la que aparezca lo más neutro o rotundo posible con respecto a su masculinidad. Duda un momento entre mostrar al cínico y mujeriego predicador de El fuego y la palabra (Richard Brooks, 1960) al estoico y rudo presidiario de El Hombre de Alcatraz (John Frankenheimer, 1962) o finiquitar el asunto con el puntazo del sargento besando, sobre una ola, a una Deborah Kerr que se deshacía como una galleta entre sus brazos en De aquí a la eternidad (Fred Zinnemann, 1953). Pero aparece de nuevo el erudito recordando la relación del actor con homosexuales sin tapujos, Visconti, o el novelista argentino Manuel Puig, cuya novela El beso de la mujer araña, quiso interpretar haciendo, precisamente, el papel del prisionero homosexual que acabó interpretando William Hurt para ganar un Oscar. Después insiste en el compromiso del actor a favor del movimiento gay y su apoyo a la lucha contra el SIDA: "Nunca se atrevió a salir del armario", concluye, mientras que quien si sale de la cocina es el amigo cargado con la bandeja de martinis que escucha algo referente a la "ambigua virilidad" y encuentra a un servidor colocando en el DVD Atlantic City (Louis Malle, 1980) para dinamitar el cotilleo y volver a charlar pura y simplemente de cine. "¿Ambigua virilidad?" dice el de las copas "¿Estabais hablando de Marlene Dietrich?" "Anda, pon Marruecos de von Sternberg que me apuesto 10 euros a que salía de cabo de regulares". Y se vuelve a encabronar la noche, porque, a coro, se le acepta la apuesta, doble contra sencillo, a queno salía de sargento sino de teniente de regulares. Y el cine, la vida, la sexualidad, se vuelven a agitar en la coctelera del televisor retrasando el ciclo de Burt Lancaster para otra jornada más propicia y sin el inevitable "critico glamouroso" que siempre quiso ser Louella Parson. Otras historias de fondo interesantes se refieren a la homosexualidad de Lancaster. ¡Con la pata de nada menos que el FBI! El Sunday Times reveló que, según algunos documentos secretos hechos públicos por el FBI, Lancaster participó en una orgía homosexual junto con Rock Hudson. Burt fue considerado un sujeto liberal peligroso en la década de 1950 (la era del macartismo). Había construido su fama interpretando los papeles más viriles de Hollywood, desde el acróbata de trapecio hasta el prisionero de The Brute Force y The Man of Alcatraz , así como numerosos westerns. Y había tenido una multitud de mujeres y tres matrimonios. Y sin embargo, siempre según el FBI, Lancaster llevó una vida "muy disoluta". Los agentes secretos obviamente ya habían expresado fuertes dudas sobre la escena del famoso beso en la playa en De aquí a la eternidad, que se consideraba "profundamente inmoral". Preocupada, la organización secreta decidió controlar al actor de por vida, incluso señalando sospechosamente su aparición en la comedia anticapitalista Local Hero, en 1983, como un magnate petrolero texano. La vida privada de Burt había sido tamizada por el FBI, que recopiló docenas de informes sobre él entre los años 1940 y 1960. La primera vez fue cuando comenzó a sospechar de la vida sexual del actor en noviembre de 1955: un informante de Nueva York informó haber visto a Lancaster en una fiesta gay con un amigo. En enero de 1960, el informe más candente: una incursión policial en la casa de un multimillonario conocido en Hollywood como homosexual, que había organizado una orgia con 250 marines. Entre los invitados, todos registrados y fotografiados, Rock Hudson y Bun Lancaster. Pero los rumores y chismes sobre los hábitos homosexuales de Lancaster solo aparecieron en la prensa después de su muerte en 1994. Lancaster se había casado varias veces, con tres divorcios: primero con la gimnasta de circo June Ernst, luego con Norma Anderson (cinco hijos ) conocido durante el servicio en la guerra; con su secretaria, Susie Scherer y finalmente con Susan Martin, representante del Partido Demócrata. Entre los matrimonios, varias relaciones o coqueteos fugaces con Marlene Dietrich, Deborah Kerr, Shelley Winters, Gina Lollobrigida, Yvonne De Carlo, Katy Jurado, con la modelo Cynthia Myers, con la maquilladora Jackie Bone y, aunque sin confirmación, también con Marlon Brando. 
























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