Marlon Brando
(Omaha, Nebraska, 3 de abril de 1924 - Los Ángeles, California, 1 de julio de 2004).

Las declaraciones de Quincy Jones sobre la relación de Marlon Brando con Richard Pryor añaden una muesca más en el pasado bisexual de Brando. La vida privada de las grandes estrellas de cine nunca llega a serlo del todo. Incluso si han pasado décadas desde su adiós permanente, siempre hay algún familiar, amigo o confidente con ganas de desempolvar asuntos turbios para sacarle tajada en vida. Por eso no sorprende que el nombre de uno de los más ilustres, Marlon Brando, haya vuelto a salir a la palestra 17 años después de su muerte. Su nombre revive de la mano del azote en que se ha convertido Quincy Jones, el productor musical que esta semana sorprendió a propios y extraños con una entrevista incendiaria en la que no deja títere con cabeza.
De alguna forma, el periodista de Vulture y él acabaron hablando del ganador de dos Oscar y este comenzó a dar nombres de unos cuantos hombres con los que había dormido el actor de 'El padrino' y 'La ley del silencio'. "Era el hombre más encantador que podías conocer. Dormía con lo que fuera. Con lo que fuera. Incluso con un buzón. James Baldwin, Richard Pryor, Marvin Gaye", dijo Jones, que solía pasar tiempo con el actor en su isla del Pacifico cuando andaba de bajón anímico.
Lo de Pryor ya ha quedado confirmado por su propia viuda, Jennifer Lee Pryor. En una entrevista con el portal TMZ' aseguró lo que ya era una secreto a voces, que al comediante le gustaban tanto los hombres como las mujeres y que con Brando estuvo involucrado sentimentalmente. "¡Eran los años 70! Las drogas todavía eran buenas, especialmente los quaaludes. Si te metías suficiente cocaína, podías dormir con un radiador y mandarle flores por la mañana", se burlaba. En cambio, tras estas declaraciones, la hija de Pryor, la actriz Rian Pryor, lo ha querido desmentir en su página de Facebook. "Papá no tuvo relaciones de esa naturaleza con Brando. Nunca hubo viajes en crucero, ni flores ni notas románticas entre ellos. Ni siquiera hubo papeles cinematográficos".
La homosexualidad es un asunto del que Brando tampoco rehuía. Durante una entrevista en 1976 con un periodista francés dijo que la homosexualidad estaba de moda y que ya no era noticia. "Como una gran cantidad de hombres, yo también tuve experiencias homosexuales, y no estoy avergonzado". Uno de ellos fue el malogrado James Dean, otro de los grandes iconos de Hollywood pese a que solo rodó tres películas.
De acuerdo a un libro de Danforth Prince y Darwin Poner, los dos actores tuvieron una intensa relación sadomasoquista en secreto donde Dean le pedía a Brando que le quemara con cigarrillos. Al parecer, parte del juego macabro de Brando, al que solo le interesaba el joven actor por el sexo, era que te viera en plena acción con extraños para provocarle aún más. Después, cuentan amigos cercanos que le gustaba dejar al protagonista de "Rebelde sin causa" a la puerta de su apartamento, muerto de frío, con la esperanza de que su ídolo le abriera para otra sesión amorosa.
El libro cuenta que Dean estaba enamorado de Brando pero que éste nunca le correspondió. "Realmente creo que Dean se enamoró de Brando. En mi opinión, Brando estaba enamorado de Brando", decía la actriz Stella Adler.
También le relacionaron durante un tiempo con Jack Nicholson, un colega de profesión con el que compartió vecindario en Hollywood. La cosa no pasó del rumor, un asunto del que Brando no se llegó a pronunciar. "Nunca le he dedicado demasiada atención a lo que la gente pensaba de mí, pero si hay alguien que está convencido de que Jack Nicholson y yo somos amantes, pueden seguir pensándolo. Me divierte".
Una larga lista. Una ya nutrida lista desde que Jones incorporó nombres como el del músico Marvin Gaye o el escritor y activista James Baldwin. Todo ello para un hombre que estuvo casado en tres ocasiones y que tuvo 11 hijos en total, un carrerón en el que hay nombres de amantes en cantidad. Marilyn Monroe está entre ellas, a la que conoció tocando el piano en una fiesta, sin que nadie supiera quien era. Tuvieron un affaire y mantuvieron una relación intermitente durante varios años.
Su primer matrimonio fue con Ama Kashfi en 1957, una actriz nacida en Calcuta de origen irlandés con la que tuvo un hijo, Christian Brando, y de la que se divorció en 1959. Un año más tarde lo intentaría de nuevo con Movita Castañeda, una actriz mexicana con la que rodó 'Rebelión a bordo' y con la que tuvo dos hijos, Miko y Rebecca. Tampoco el matrimonio le duraría mucho en ese caso porque en 1962 volvería a unirse con Tarita Teriipaia, una mujer de 20 años y 18 años más joven que el actor. Por ella decidió estudiar francés y conceder algunas entrevistas en ese idioma.
Después tendría una larga relación con su ama de llaves. María Cristina Ruíz, con la que tuvo tres hijos. Al final de la lista aparece el nombre de otro hombre, su amigo de mayor recorrido, el comediante Wally Cox. Se conocieron de niños en Evanston, Illinois, donde Brando pasó parte de su infancia. Fueron tan estrechos amigos, viviendo juntos durante un tiempo ya en sus años en Hollywood, que se desató la especulación sobre su presunta relación. "Si Wally hubiera sido una mujer, me hubiera casado con él y hubiéramos vivido felices para siempre", dijo Brando, que nunca tuvo pelos en la lengua.
Era hedonista, promiscuo, y parece que no le hacia ascos a nada. El primer amor de Marlon Brando fue su niñera. En vida reconoció que su marcada sexualidad empezó muy pronto, nada menos que a los cuatro años, cuando su tata y él dormían desnudos y la amaba en secreto. "Fue hasta que se casó y abandonó mi hogar. Juro que pasaría gran parte de mi vida tratando de encontrarla".
Brando debutó en el cine en Hombres, pero se pasaba la película sobre una silla de ruedas. Fue su segunda película, Un tranvía llamado deseo, la que lo convirtió en un icono sexual y en el actor más valorado de su generación. Tres años después, su motero Johnny Strabler en Salvaje se convirtió en otro icono sexual tan relevante que su atuendo fue imitado por el mismísimo Elvis, el segundo hombre más deseado en aquella Norteamérica.
Lo que las fans no sabían es que a Brando también le gustaban los tíos y era un devorador en el sexo y en la mesa. Antes de abandonarse y acabar inmensamente gordo, fue sexy, seductor y rico. No muy listo, según Truman Capote. En su estupendo retrato, titulado El duque en sus dominios, el escritor lo presenta como un ser bello pero absurdo y sugiere la razón de su incansable búsqueda de cama en cama. Todo tenía que ver con su primer amor roto: el de su madre alcohólica. Así lo confiesa: "Un día mi madre dejó de importarme. Ella estaba allí. En una habitación. Aferrándose a mi. Y la dejé caer. Porque ya no podía soportarlo. Verla en pedazos, frente a mí, como una pieza de porcelana. Desde entonces fui indiferente".
Brando, que en su época más desenfrenada llegó a estar con cinco mujeres al mismo tiempo, cortejó a Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Grace Kelly, Jackie Kennedy... a cientos, conocidas y anónimas. Sus esposas oficiales fueron tres, las tres desconocidas y de piel canela. Le volvía loco ese tipo de piel y, de hecho, su relación más duradera fue con Rita Moreno. Los dos se devoraban y se ponian los cuernos mutuamente. Para ponerle celoso, y al enterarse de una de sus nuevas conquistas, Moreno contraataco acostándose con Elvis. Por cierto: pocos saben que Brando también se encamó con Leonard Bernstein, compositor de la película más famosa de la actriz latina: West Side Story. Rita Moreno dijo sobre él: "Mi relación con Marlon fue como una tormenta. Fue sensual, divina, chistosa y entretenida, pero más que nada una obsesión. Era como la cocaína. Le encantaban las mujeres y yo quería que él fuera fiel, pero eso era imposible. Había tantas mujeres en su vida... Después de todo lo que pasamos me sentía tan mal, tan inferior y tan triste, que tomé pastillas. Me quería matar".
El voraz Brando no solo se alimentaba de mujeres, también de hombres. De hecho, no disimuló su lado femenino, con el que le gustaba coquetear hasta en sus películas. Solo hay que recordar los amaneramientos de Fletcher Christian al inicio de Rebelión a bordo, su personaje bisexual en El último tango en parís o su viejo pistolero travestido de señora en Missouri. Y no digamos el reprimido y masoquista Weldon Penderton de Reflejos en un ojo dorado. Es como si Brando se hubiese querido quitar al machirulo Stanley Kowalski de encima el resto de su carrera. Uno de sus primeros amores masculinos fue con un hombre que también tenía la piel oscura.
En la cafetería Hector's, esquina de la Cuarta con la Séptima, Normal Mailer le presentó a James Baldwin. Marlon ya había conocido el sexo con hombres en la academia militar de Shattuck, concretamente con un adolescente llamado Steve Gilmore. Igual que a Moreno, lo destrozó cuando el chaval descubrió la cantidad de novias que compaginaba con su relación.
Además del atormentado y masoquista James Dean, otro torturado actor que se enamoró de Brando fue Montgomery Clift, alcoholizado por su reprimida homosexualidad. Su amor duró poco, aunque su amistad se prolongó hasta la prematura muerte de Monty. Brando, hedonista sin complejos, era incapaz de lidiar con los insoportables bajones del maniaco-depresivo actor. Los dos fueron las estrellas del cartel de El baile de los malditos, en cuyo rodaje Marlon espiaba a Monty para descubrir su técnica.
Otro gigante de la interpretación que quedó prendado de él fue Sir Lawrence Olivier. En 1946 el joven Brando deslumbró en la obra Antigona, que entusiasmó al shakesperiano actor, casado con Vivien Leight. El amanerado Olivier apareció en su camerino y le dijo: "Qué maravilla de representación. Soy el que se ha casado con Scarlett O'Hara". Cuando la también maniaco-depresiva Leight se enteró del romance gay de su marido, dijo: "¿Marlon Brando?, yo debería probarlo también". Cinco años después, y gracias a Un tranvia llamado deseo, Leight compartiría con Brando más que un plató.
Y de repente llegó el primer gatillazo. Preocupado, Brando viajó a París a desconectar del estrés de su oficio y conoció al director Roger Vadim, amante de Jane Fonda, con la que el actor trabajó en La jauría humana. Emborrachándose y esnifando cocaina por el Barrio Latino, Brando conoció a dos jóvenes franceses: los actores Christian Marquand (El dia más largo) y Daniel Gélin (El hombre que sabía demasiado), íntimos de Jean Cocteau. El trio llegó a oídos de Capote y los admiró en la distancia. Le llegó a decir a su amigo Tennessee Williams, enamorado de Brando de forma obsesiva: "Eran tan jóvenes, tan bellos y tan incapaces de disimular su amor, que me conmovían". Brando se veía con Christian (nombre que Brando dio a su hijo) por el día y con con Daniel por la noche. Y para colmo, acabaría compartiendo película y desnudos con la hija ilegítima de Daniel, María Schneider, protagonista de El último tango en París. Además, Marquand aparecería (más bien desaparecería en la sala de montaje) en Apocalypse Now, en la escena eliminada de la plantación francesa.
Fue el propio Brando el que desveló sus tres amores masculinos: "Solo he amado a tres hombres en mi vida: Wally Cox, Christian y Daniel. Todos los demás fueron barcos que pasaron en la noche". El tercero, el tal Cox, fue una figura esencial en la vida de Brando. Compañero de cuarto, Wally Cox creó a Brando porque fue quien le dijo que dejara de holgazanear, se centrara y estudiase interpretación con la famosa Stella Adler, con quien Brando, sorpresa, también se acostó. También con su hija. Cox, que fue conocido por sus gafas y sus pintas de empollón, era en el fondo un tipo físicamente fuerte, excursionista y amante de las motos. Murió demasiado joven por un ataque al corazón. Brando, desolado, apareció sin avisar en su velatorio para decir unas pocas palabras. Al morir Brando, las cenizas de Cox se mezclaron con las de su mejor amigo y fueron esparcidas en el Valle de la Muerte. Un final precioso.
Entre sus amantes masculinos aparece el nombre de otro hombre, su amigo de mayor recorrido, el comediante Wally Cox. Se conocieron de niños en Evanston, Illinois, donde Brando pasó parte de su infancia. Fueron tan estrechos amigos, viviendo juntos durante un tiempo ya en sus años en Hollywood, que se desató la especulación sobre su presunta relación. "Si Wally hubiera sido una mujer, me hubiera casado con él y hubiéramos vivido felices para siempre", dijo Brando, que nunca tuvo pelos en la lengua. Era hedonista, promiscuo, y parece que no le hacía ascos a nada.
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